Programa de Integración Territorial

Valores en las grandes ciudades

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Si el Estado publicita como impactan las acciones individuales en los valores colectivos la tarea de alcanzar el desarrollo continuo y sostenible es posible.

Los seres humanos tendemos a vivir en grandes ciudades. En 2015 según datos de la Naciones Unidas el 91,8% de la población Argentina habita en ciudades, mientras en 1960 tan solo lo hacía un 74%.

Estas variaciones no han sido acompañadas con acciones tendientes a sostener los valores básicos que consolidaron los territorios y que fueran en su momento principios fundacionales.

La vida en la ciudad despersonaliza al ser humano y lo convierte en un ser aislado del conjunto.

Su independencia lo aleja involuntariamente de aquellos valores que tiempo atrás consideró prioritarios y esenciales. Es por ello que por efecto de la concentración de estas acciones las grandes ciudades tienen la tendencia de reducir la manifestación del hombre por los valores que le son comunes en su pertenecía a la sociedad que los contiene.

Es por ello que creemos necesario difundir la importancia de relacionar todas las acciones humanas sean individuales, como colectivas con aquellos valores básicos que en conjunto deseamos incrementar.

Por otra parte es necesario que comprendamos que toda acción que la comunidad espera sea desarrollada por parte del Estado requiere esencialmente del aporte individual a la misma.

No hay nada que el Estado pueda llevar adelante con éxito sin el compromiso individual a potenciar el valor que se encuentre comprometido en la misma.

Es común escuchar sobre la presencia del Estado como si se tratara de un ser ajeno a la persona que lo menciona.  El Estado en el imaginario es alguien que debe ocuparse de los valores de la sociedad, considerando que el mismo dispone de todos los recursos para hacerlo con el más alto grado de satisfacción posible, sin abandonar en la tarea el máximo desarrollo de cada uno de estos. De esta manera los valores de la sociedad quedan en manos de un Estado que es tan débil como lo es quién más lo sea en la sociedad.

Resulta entonces más allá de los aportes impositivos que hacemos para sostener las actividades comprometidas en la función del Estado la necesidad de aquellas acciones que de manera individual podemos hacer por sostener los valores.

En este camino resulta necesario que se capacite a la sociedad sobre posibles acciones individuales que potencian los valores colectivos sin necesidad de la participación mayoritaria en estos.

Si por ejemplo tomamos el valor Salud, es de suma importancia considerar que pequeñas acciones individuales que suman y  aportan con eficiencia: La separación de residuos tiene implicancia en la salud de la sociedad, más allá del impacto ambiental que la medida puede tener.

La prevención en el cuidado de nuestra salud también facilita el aprovechamiento de los recursos disponibles para ello.

Las veredas de la ciudad también forman parte del sistema de salud. Así podemos individualizar muchos otros factores que aplican sobre los valores de la sociedad.

En materia de educación debemos saber que es mucho más lo que podemos hacer fuera de las escuelas que dentro de ellas. La calle educa de manera continua, 24 horas al día los 365 días del año y allí todos hacemos docencia. Si quien conduce un rodado lo hace respetando las normas de transito está dando un mensaje a los demás. Se requiere para ello una tarea de difundir el impacto de estas acciones en cada uno de los valores de la sociedad. La limpieza de las veredas retirando de los espacios públicos los residuos obtenidos de la misma despejando obstáculos para el desarrollo de las actividades cotidianas.

Si el Estado publicita como impactan las acciones individuales en los valores colectivos la tarea de alcanzar el desarrollo continuo y sostenible es posible.

Los seres humanos tendemos a vivir en grandes ciudades. En 2015 según datos de la Naciones Unidas el 91,8% de la población Argentina habita en ciudades, mientras en 1960 tan solo lo hacía un 74%.

Estas variaciones no han sido acompañadas con acciones tendientes a sostener los valores básicos que consolidaron los territorios y que fueran en su momento principios fundacionales.

La vida en la ciudad despersonaliza al ser humano y lo convierte en un ser aislado del conjunto.

Su independencia lo aleja involuntariamente de aquellos valores que tiempo atrás consideró prioritarios y esenciales. Es por ello que por efecto de la concentración de estas acciones las grandes ciudades tienen la tendencia de reducir la manifestación del hombre por los valores que le son comunes en su pertenecía a la sociedad que los contiene.

Es por ello que creemos necesario difundir la importancia de relacionar todas las acciones humanas sean individuales, como colectivas con aquellos valores básicos que en conjunto deseamos incrementar.

Por otra parte es necesario que comprendamos que toda acción que la comunidad espera sea desarrollada por parte del Estado requiere esencialmente del aporte individual a la misma.

No hay nada que el Estado pueda llevar adelante con éxito sin el compromiso individual a potenciar el valor que se encuentre comprometido en la misma.

Es común escuchar sobre la presencia del Estado como si se tratara de un ser ajeno a la persona que lo menciona. 

El Estado en el imaginario es alguien que debe ocuparse de los valores de la sociedad, considerando que el mismo dispone de todos los recursos para hacerlo con el más alto grado de satisfacción posible, sin abandonar en la tarea el máximo desarrollo de cada uno de estos. De esta manera los valores de la sociedad quedan en manos de un Estado que es tan débil como lo es quién más lo sea en la sociedad.

Resulta entonces más allá de los aportes impositivos que hacemos para sostener las actividades comprometidas en la función del Estado la necesidad de aquellas acciones que de manera individual podemos hacer por sostener los valores.

En este camino resulta necesario que se capacite a la sociedad sobre posibles acciones individuales que potencian los valores colectivos sin necesidad de la participación mayoritaria en estos.

Si por ejemplo tomamos el valor Salud es de suma importancia considerar que pequeñas acciones individuales suman un valor que solo estas pueden aportar con eficiencia.

La separación de residuos tiene implicancia en la salud de la sociedad, más allá del impacto ambiental que la medida puede tener.

La prevención en el cuidado de nuestra salud también facilite el aprovechamiento de los recursos disponibles para ello.

Las veredas de la ciudad también forman parte del sistema de salud.

Así podemos individualizar muchos otros factores que aplican sobre los valores de la sociedad. En materia de educación debemos saber que