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Impuestos que frenan el desarrollo en Argentina – El Trabajo

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Todos los trabajadores tienen diferentes capacidades productivas. Estas varían según las habilidades que el mismo posea por naturaleza o bien por la instrucción recibida con el paso del tiempo.

Al comenzar a establecerse impuestos al trabajo como el resultado de una conquista social allá por el siglo XIX la capacidad laboral se medía especialmente por las aptitudes naturales.

La diferencia ente la capacidad productiva de una u otra persona se basaba en su fortaleza física o su habilidad manual. Todo ello junto a la aplicación de los principios de Adam Smith (1776) de división de tareas acercó la productividad de los trabajadores a una media con muy baja dispersión estadística.

Concebir sobre la base de aquel paradigma un sistema impositivo que permita el financiamiento de los ¨beneficios sociales¨ resultaba conveniente a tal fin.

Fue valioso para aquellos tiempos y perdura hasta nuestros días un mecanismo que grava la remuneración de los trabajadores a los fines de brindarles una atención a su vejez, o para cubrir las atenciones básicas de la salud.

En estos días el sistema de financiamiento se encuentra afectado por diversas desviaciones producto de los avances tecnológicos que no tienen freno.

Se enfrentan ahora aquellos avances sociales con los tecnológicos para reducir las posibilidades que ambos tienen al combinarse de potenciar el desarrollo humano a niveles superiores a los actuales.

Por un lado los beneficios sociales se encuentran limitados al verse reducidos los aportes que permiten su financiamiento. Por otra parte la tecnología genera un cambio superlativo sobre la productividad que uno u otro trabajador pueden mostrar en sus distintas labores.

Esta combinación genera un grupo de personas con capacidad de generar riqueza que luego del pago de los impuestos al trabajo las coloca con ingresos inferiores a los necesarios para ser considerados pobres en función de los distintos indicadores que usan los Estados para ello.

Así  la marginalidad laboral gana espacio al mismo tiempo que los usuales indicadores de pobreza incrementan su magnitud.

En el sendero opuesto la tecnología busca su espacio para proveer ahora mayor cantidad de bienes con una mayor calidad y reduciendo sus valores. Esta senda encuentra serias limitante en la informalidad laboral y los nefastos sistemas  que financian los irreductibles beneficios laborales.

Terminar con la pobreza no es lograr que aquellos que no tengan capacidad de compra alcancen un mínimo de bienes y servicios por parte del Estado que los acerque a cubrir sus necesidades básicas insatisfechas.  Este objetivo requiere de la incorporación al sistema laboral formal sin restricciones de todos aquellos que se encuentran en brindar un valor a la sociedad.

Debemos instrumentar un sistema que nos permita formalizar sin obstaculizar.

La opción es eliminar todas las cargas existentes sobre el trabajador sean estas citadas como a su cargo o del empleador.

Este proceso por cuestiones culturales debe ser llevado adelante en un período de tiempo no menor a 10 años.

Inicialmente se deben eliminar las cargas que soportan los trabajadores bajo el título de ¨aportes patronales¨ que según sea el tamaño de la empresa y el grado de avance tecnológico de las mismas pueden estar en el orden del  5% al 10% de su facturación.  Podemos comenzar entonces con las pequeñas y medianas empresas, para posteriormente hacerlo con las de mayor tamaño de facturación y empleo.

Esta acción sumada a la eliminación de los reembolsos a las exportaciones de bienes industriales brindará una mejora de competitividad sistémica al conjunto de la economía.

A continuación se debe implementar un sistema de información sobre ingresos y consumos personales de tal manera que el mismo sea la base para la determinación de los recursos disponibles en los sistemas de seguridad social.

De este modo podemos dotar al sistema de un fondo equivalente al 8% del PBI del  año anterior a ser distribuido proporcionalmente entre los beneficiarios en función de sus aportes hechos para el fortalecimiento del mismo en el transcurso de sus años de capacidad productiva.